Oigo el melancólico canto del pájaro
negro, compañero leal de las mañanas
Lo oigo, aunque el sonido de las bocinas
estridentes, de los coches que pasan
como rayos fugaces y perversos
se esfuerce por sofocarlo...
Oigo un lejano pitido de un tren
sobrecargado con los vicios
de los hombres adinerados y sus obreros muertos
Oigo los gritos felices del lechero moreno:
"La leche! La leche blanca y buena!"
La ciudad se despierta...
El sol, implacable, dispara sus dardos
de luz, por las rendijas y calienta...
¡Calienta, sol! ¡Calienta!
Me despierto, a disgusto
La cabeza, todo el cuerpo me duele
Me acuerdo de la noche
las charlas animadas, las tonterías
la borrachera, las sonrisas fáciles
los espíritus bailantes en el humo del tabaco y maría
Me acuerdo de la mujer reluciente y flotante
Su sonrisa rubra, sus ojos ardientes
su bailado frenético y suave, su olor de jazmín
Me acuerdo del descompaso de mi corazón
del ardimiento de la sangre, de la parálisis del cuerpo
Del magnetismo irresistible, mi cuerpo, mi alma clamaban: La quiero!
Extasiado, precipitado, me acerqué a ella
Pero nada dije, ni fue necesario
Mis ojos lo contaban todo, desnudaban mi corazón sin pudor
El beso hizo bajar el cielo, oí la sinfonía de los ángeles
Mientras el fuego del infierno incendiaba mis órganos
Me hice lava, hielo, huracán, tormenta, rocío, todo y nada
Me acuerdo de la noche, ¡esta noche!
el encuentro desenfrenado, húmedo, estruendoso
de nuestros cuerpos en llamas
llamas de deseo, pasión, necesidad apremiante de tenernos
mutuamente, aspirar nuestros olores, nuestra transpiración,
aspirarnos, consumirnos, ahogarnos en un océano de amor
Pero, la noche dio lugar al día, la noche se ha ido
La mujer resplandeciente se ha ido, se ha disipado
como la niebla del invierno por la mañana
como un sueño bueno al cual intentamos, inútilmente
apegarnos, pero se nos escapa, huye para lejos
Dejándonos solos, medio tristes, medio felices
Otra noche vendrá... Y yo allá estaré, sumergido,
enamorado, loco soñador, a buscarla...
Carlos Cruz - 02/09/2009
negro, compañero leal de las mañanas
Lo oigo, aunque el sonido de las bocinas
estridentes, de los coches que pasan
como rayos fugaces y perversos
se esfuerce por sofocarlo...
Oigo un lejano pitido de un tren
sobrecargado con los vicios
de los hombres adinerados y sus obreros muertos
Oigo los gritos felices del lechero moreno:
"La leche! La leche blanca y buena!"
La ciudad se despierta...
El sol, implacable, dispara sus dardos
de luz, por las rendijas y calienta...
¡Calienta, sol! ¡Calienta!
Me despierto, a disgusto
La cabeza, todo el cuerpo me duele
Me acuerdo de la noche
las charlas animadas, las tonterías
la borrachera, las sonrisas fáciles
los espíritus bailantes en el humo del tabaco y maría
Me acuerdo de la mujer reluciente y flotante
Su sonrisa rubra, sus ojos ardientes
su bailado frenético y suave, su olor de jazmín
Me acuerdo del descompaso de mi corazón
del ardimiento de la sangre, de la parálisis del cuerpo
Del magnetismo irresistible, mi cuerpo, mi alma clamaban: La quiero!
Extasiado, precipitado, me acerqué a ella
Pero nada dije, ni fue necesario
Mis ojos lo contaban todo, desnudaban mi corazón sin pudor
El beso hizo bajar el cielo, oí la sinfonía de los ángeles
Mientras el fuego del infierno incendiaba mis órganos
Me hice lava, hielo, huracán, tormenta, rocío, todo y nada
Me acuerdo de la noche, ¡esta noche!
el encuentro desenfrenado, húmedo, estruendoso
de nuestros cuerpos en llamas
llamas de deseo, pasión, necesidad apremiante de tenernos
mutuamente, aspirar nuestros olores, nuestra transpiración,
aspirarnos, consumirnos, ahogarnos en un océano de amor
Pero, la noche dio lugar al día, la noche se ha ido
La mujer resplandeciente se ha ido, se ha disipado
como la niebla del invierno por la mañana
como un sueño bueno al cual intentamos, inútilmente
apegarnos, pero se nos escapa, huye para lejos
Dejándonos solos, medio tristes, medio felices
Otra noche vendrá... Y yo allá estaré, sumergido,
enamorado, loco soñador, a buscarla...
Carlos Cruz - 02/09/2009
* Pintura: "Bal du Moulin à la Gallette" de Pierre Auguste Renoir.
Um comentário:
carai, cc, isso é bonzão.
eu não sabia que tu falava essas coisas.
"los espíritus bailantes en el humo del tabaco y maría"
gostei pacas.
um texto bem castelaño.
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